Este texto es la ampliación de un borrador que utilicé en el Hangout de Red Canguro el pasado 25 de febrero de 2014 (podéis verlo en este enlace). Dado que los temas que tratamos suelen generar muchas dudas cuando se empieza en el mundo del fular tejido he decidido ampliarlo y publicarlo aquí. Lo encontraréis también en el blog de Red Canguro.
La sarga y el jacquard
Denominamos fulares tejidos a los fulares no elásticos ni semielásticos, aunque realmente todos son “tejidos” ya que los hilos que conforman la tela se tejen en un telar, ya sea manual o mecánico. Pero se ha generalizado el uso de esta acepción y, por tanto, cuando hablamos de fular tejido nos referimos al fular portabebé no elástico ni semielástico.
Los fulares tejidos, a grandes rasgos, pueden ser de dos tipos, sarga o jacquard. La sarga y el jacquard se diferencian sobre todo en la forma en que los hilos de la urdimbre (warp en inglés, los hilos fijos en el telar o base del tejido) y la trama (weft en inglés, los hilos que se van entrelazando sobre la urdimbre) se cruzan.
En la sarga los hilos forman diagonales y crean un característico dibujo en forma de espiga. El color y/o las rayas del fular son las mismas en ambas caras.
Dentro de la sarga hay subtipos: diamante (los hilos se cruzan formando rombos o diamantes, casi iguales en ambas caras) y diagonal (se forman diagonales pero la tela tiene un revés y un derecho). La sarga diamante se usa bastante en fulares portabebé y se obtienen tejidos muy manejables y suaves incluso de nuevos, fáciles de anudar y ajustar. La sarga diagonal está en desuso debido a que una de las caras del fular tiene un aspecto más basto.
En el jacquard se utiliza un telar más complejo y es necesario tener unas plantillas con los dibujos que se quieren recrear. Los hilos de trama y urdimbre se cruzan para formar dibujos que pueden ser a uno, a dos o a tres colores. En cada cara ser verá el dibujo con un color diferente, como si fuera un positivo y un negativo.
Estas dos técnicas dan lugar a tejidos muy resistentes, tanto al peso como a la tracción, muy moldeables y adaptables y a la vez indeformables, ya que recuperan la forma tras el uso.
Esto hace que sean especialmente indicados para el uso en fulares portabebé.
Se suele decir que la sarga tiene mejor soporte que el Jacquard y que se ajusta mejor, pero esto no es así o decir esto es generalizar demasiado. Los tejidos Jacquard han evolucionado mucho y ya no se confeccionan solamente tejidos finos que requieren especial cuidado en el ajuste y la colocación. La variedad de grosores, hilos, mezclas y materiales ha crecido tanto que es posible ahora mismo encontrar fulares de Jacquard de muy variados grosores y soportes.
El Jacquard ya no es un tejido secundario en el mundo del porteo sino que ha llegado a desbancar a la sarga debido a la variedad de diseños y composiciones que se pueden lograr.
Características del fular tejido
Los fulares tienen unas características que los hacen especiales y los diferencian de cualquier otra tela. Además de la elasticidad únicamente en diagonal, no en horizontal ni en vertical, que puede encontrarse en la mayoría de tejidos y no sería un signo tan distintivo, otros aspectos a tener en cuenta son:
– Suelen confeccionarse en tejidos orgánicos.
– Los tintes están libres de metales pesados y son aptos para estar en contacto con la piel, la saliva del bebé…
– Soportan test de calidad y soporte de peso (más de 600 kilos).
– Los hilos se tiñen antes de tejer por lo que es más difícil que sufran desteñidos durante el lavado.
– Incluyen instrucciones de anudado y etiquetado.
– Disponen de garantía.
– Tiene un ancho y largo indicado para recoger correctamente el cuerpo del bebé y permitir hacer los nudos recomendados con cada talla.
– Bien colocados resultan cómodos en los hombros y distribuyen el peso correctamente.
– Ofrecen agarre, la tela no tiende a desajustarse debido a su trama y su textura.
Los fulares portabebés pasan test en laboratorios independientes en base a la normativa europea EN13209-2:2006 relativa a portabebés. En esta normativa se regula, entre otros aspectos, la resistencia, la inflamabilidad, el etiquetado y las instrucciones.
Materiales de los fulares tejidos
Se diferencian según su origen en:
Fibras de origen vegetal: algodón, lino, cáñamo, ramio, kapok, bambú, seacell…
Fibras de origen animal: lana, alpaca, cachemira, seda y seda tussor…
Fibras artificiales: repreve, modal (semiartificial), tencel (semiartificial), metálicas…
ALGODÓN
El material base de la mayoría de los fulares es el algodón; lo más habitual, aunque hay excepciones de fulares que no llevan algodón (Natibaby por ejemplo fabrica fulares de viscosa de bambú y lino), es que un porcentaje del hilo, que suele ser igual o superior al 50%, sea de algodón.
Se tiende en casi todas las marcas de fulares a utilizar algodón orgánico. El algodón orgánico suele estar certificado por el GOTS, en español la Norma Textil Orgánica Global: http://www.global-standard.org/es/
En esta norma se regula todo el proceso de obtención del algodón orgánico, desde el cultivo y la producción, hasta el teñido y el etiquetado, pasando por los aspectos sociales. Básicamente se resume en los siguientes puntos:
– Rotación de cultivos para no sobreexplotar la tierra.
– Control biológico de plagas, sin pesticidas.
– No se cultivan plantas modificadas genéticamente.
– Cosecha a mano.
– Comercio justo.
– Control de tintes y fabricación.
– Etiquetado.
También suelen contar con el certificado Oeko-Tex Standard 100 que garantiza que el tejido no contiene sustancias nocivas para la salud y que es fiable para el consumidor.
El algodón usado en la confección de fulares portabebé es de fibra larga, que resulta menos abrasivo en caso de fricción, más suave y más fácil de manejar que un algodón de fibra más corta. Debido a que los fulares rozan durante el ajuste nuestra piel y la de los bebés, es un aspecto muy a tener en cuenta, ya que un fular casero, aunque esté realizado en algodón 100%, posiblemente rozará más nuestra piel y la del bebé y dejará más marcas.
Los fulares de algodón 100% pueden variar mucho en soporte y comodidad según el grosor del hilo y el dibujo con el que se hayan tejido (esto se nota sobre todo en el jacquard). Fulares de hilo grueso y trama marcada pueden proporcionar tanto o más soporte y agarre que mezclas con lino, cáñamo, etc.
LINO Y CAÑAMO
El lino y el cáñamo son fibras vegetales muy resistentes y cuando se usan combinados con el algodón dan como resultado fulares de buen soporte, incluso siendo hilos finos, cómodos y resistentes.
El lino es una fibra fresca recomendada especialmente para el verano y climas húmedos y calurosos. Es habitual que tenga irregularidades y nudos. Suele ser áspero al tacto cuando el fular está nuevo pero con uso resulta suave y manejable. Requiere práctica para anudar sobre todo en fulares nuevos.
El cáñamo es muy resistente y absorbe mucha humedad (hasta un 30% de su volumen) por lo que es menos aconsejable para climas muy húmedos. Es también termorregulador por lo que puede usarse con comodidad tanto en invierno como en verano. Es duro en fulares nuevos pero se ablanda con facilidad y resulta fácil de anudar con poco uso.
Ambas fibras deben lavarse con detergentes líquidos ya que se deterioran mucho por la acumulación de detergentes en polvo.
RAMIO Y KAPOK
Son dos fibras aún poco usadas en los portabebés.
El ramio es una fibra vegetal procedente de una especie de ortiga asiática. Su extracción aún no está automatizada por lo que resulta cara de obtener. Se caracteriza por su resistencia y por su brillo, sería la “seda vegetal”. Tiene la estética de la seda y el soporte muy cercano al lino pero es una fibra más fina por lo que suelen producirse fulares de grosor medio-fino.
El kapok es también vegetal, procede de un árbol llamado ceiba y se ha usado tradicionalmente como relleno (miraguano o guata). Es una fibra cálida y esponjosa, muy buena reguladora de la humedad. Da como resultado fulares muy fáciles de ablandar, muy suaves y sencillos de usar, muy cómodos en los hombros.
BAMBÚ: NATURAL Y VISCOSA
El bambú puede procesarse de forma natural, extrayendo la fibra del tallo de bambú directamente, con un proceso relativamente moderno y respetuoso con el medio ambiente. Esta sería la fibra natural de bambú, que es resistente y termoreguladora.
Pero también se puede procesar de forma artificial, obteniendo la fibra de viscosa a partir de la celulosa del bambú. El proceso puede resultar altamente contaminante si no se controla. Se obtiene una fibra muy suave pero también muy resbaladiza, que resulta en fulares que tienden a desajustarse más fácilmente con niños pesados.
LANA, ALPACA, CACHEMIRA
Son fibras de origen animal extraídas del pelo de la oveja (normalmente merina), la alpaca y la cabra respectivamente.
Se trata de fibras cálidas, que repelen la humedad y protegen del frío, ideales para climas fríos y húmedos. Requieren cuidados especiales como el lavado a mano o con programas delicados y evitar el centrifugado.
Se obtienen fulares muy suaves, bastante elásticos, blandos en los hombros, con buen soporte sobre todo cuando se usan fibras gruesas.
La alpaca se caracteriza además porque no tienen lanolina y es más recomendable para alérgicos. Es más suave, ligera y cálida que la lana, especialmente la del primer esquilado del animal, llamada baby alpaca.
La vicuña es otro tipo de lana que se obtiene del animal del mismo nombre. Es muy exclusiva y cara.
SEDA Y SEDA TUSSOR
Son fibras extraídas de los capullos de los gusanos de seda. En el caso de la seda el gusano muere, mientras que en la seda tussor el gusano vive y rompe el capullo por lo que se obtiene una fibra más irregular.
Se obtienen fulares muy suaves y brillantes, con soporte sobre todo cuando se usa hilo grueso. Requieren cuidados especiales y no suelen recomendarse como fular único. En grosores finos son ideales para recién nacido. Cuando son más gruesos pueden servir incluso para niños grandes.
SEACELL
Es una fibra especial fabricada a partir de algas y celulosa (lyocell). Se fabrica según un proceso ecológico que permite obtener una fibra pura, natural y biológicamente degradable. Facilita un intercambio activo de sustancias entre la fibra y la piel, regulando la humedad y la temperatura corporal. Tiene propiedades protectores contra los agentes externos y los climas extremos.
Es suave y tiene un ligero olor “marino” que se va con los lavados. Se puede usar desde el inicio sin necesidad de “doma” y permite portear con comodidad a niños de cualquier edad.
REPREVE
El repreve es una fibra artificial sostenible, producida a partir del reciclado de botellas de plástico PET. Su uso se ha extendido mucho en las prendas deportivas y los tejidos técnicos debido a sus propiedades termorreguladoras y su facilidad para eliminar el exceso de humedad de la piel durante el ejercicio. Es totalmente segura y aporta excelentes propiedades a los fulares.
Los fulares con repreve con transpirables y reguladores de la temperatura coporal, por lo que son perfectos para climas cálidos, manteniendo al bebé y al porteador frescos. La sensación de suavidad y confort es parecida a la que ofrecen los fulares con mezcla de lana pero sin necesidad de los cuidados extra que la lana necesita.
El repreve es resistente al agua y a las manchas, se lava con facilidad y se seca muy rápido. Además, es suave desde el inicio, por lo que los fulares con repreve son blandos y manejables desde nuevos y se pueden usar desde recién nacido y hasta con niños grandes.
MODAL
Es una fibra semi artificial, ya que se fabrica a partir de celulosa regenerada (obtenida de madera de haya), con buenas propiedades de suavidad y resistencia. Se caracteriza sobre todo porque otorga a los fulares una sensación de segunda piel y colores vibrantes y brillantes ya que los tintes se adhieren muy bien. Es una fibra muy duradera que no se endurece ni encoge con el agua, por lo que se arruga poco y es blanda desde el inicio. A pesar de ser artificial los fulares con modal son frescos y transpirables, aptos para climas cálidos. Se pueden usar desde el inicio porque son fáciles de ajustar gracias a esta suavidad.
TENCEL
El tencel (lyocell) es uno de los tejidos más ecológicos que hay actualmente en el mercado. Se fabrica a partir de pulpa de madera de eucalipto utilizando muy poca agua y con una sustancia química natural que se reutiliza en el proceso, minimizando el impacto medioambiental.
Los tejidos de tencel son más absorbentes que el algodón, más suaves que la seda y más frescos que el lino. Tiene una gran capacidad de absorción en función de la temperatura de la piel, por lo que asegura la comodidad del porteador y el bebé, ya que expulsa la humedad hacia el exterior. Las fibras tienen una superficie lisa que hacen que el tejido sea ideal para pieles sensibles.
El tencel da a los fulares un brillo especial, suavidad desde el inicio y facilidad en el ajuste. Es muy moldeable y no necesita “doma”. Se desliza bien en varias capas, sin resultar resbaladizo. Es adecuado para cualquier nivel de experiencia y para cualquier edad y peso del bebé.
FIBRAS METÁLICAS
Se utilizan rara vez en los fulares y en un porcentaje muy bajo (en torno a un 5%). Su función en el fular es puramente estética, ya que ofrece acabados brillantes, metalizados y artificiales.
Tallas de los fulares
Las tallas de los fulares no están estandarizadas aunque, en general, de una talla a otra suele haber una diferencia de 50 cm. Algunas marcas como Colimaçon et Cie y Lana marcan sus tallas en los metros y los medios metros (3 metros, 3,5 metros, 4 metros, etc.) mientras que Didymos, Hoppediz, Storchenwiege, Neobulle, etc. utilizan otras medidas que pueden variar en unos 10 cm de unas marcas a otras.
Las tallas estándar de Didymos son:
Talla 2 –> 2,70 metros
Talla 3 –> 3,20 metros
Talla 4 –> 3,70 metros
Talla 5 –> 4,20 metros
Talla 6 –> 4,70 metros
Talla 7 –> 5,20 metros
La talla habitual para hacer la mayoría de nudos en personas de constitución media es la talla 6. Usando menos de una talla 42 y teniendo experiencia en el uso de fulares la talla 5 también es una talla multinudos (permite tanto nudos de una capa como de varias capas). Si se usa más de una talla 44-46 es recomendable hacerse con un fular de talla 7.
Las tallas cortas, como la 2 y la 3 se suelen usar para nudos rebozo, bandolera, cadera…
La talla 4 es la talla por excelencia para el canguro, tanto delante como detrás.
Con las tallas 5, 6 y 7 (según talla del porteador) es frecuente hacer cruz envuelta, doble hamaca, mochila cruzada, etc.
Artículo y fotografías de Marta González, prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa y sin citar la fuente.
Señora, es usted una maestra. Por las enseñanzas y por la maestría. Me encantas :-*
Marta, me quito el sombrero!!! Cuanta sabiduría!!! Gracias por compartirla. Estoy realmente alucinada por todo lo que han evolucionado los fulares. Me ha encantado leerte. Ahora voy a verte 😉 Besos de una “vieja trapera” (itsirc)
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